Un corazón abierto que abraza el universo entero crea una vivencia de amor inconceptualizable que armoniza y suaviza tu vida.
Oxígeno de éxtasis, flor de amapola, esencia dulce de agua de panela con limón.
Jazmín y azahar pueblan los vientos de esta morada… la existencia.
Sublime andar, pausado y firme caminar, movimiento grácil, fluidez de confianza.
Gitanas que cantan con su mirada la pícara y chula melodía de un amor que parece esquivo, juguetón, pero que se derrama inevitablemente por las esquinas de los negros contornos de sus ojos.
Seducción de celebración en los prados del atardecer de los barrios que habito.
Escribo como escriben las rosas cuando respiran, exhalan sin protocolos su aroma de gratitud, su desinteresado canto, su om, su vibración.
Suenan como suenan las guitarras en las playas de mis sentimientos.
Bailan como bailan las mujeres en los porches mexicanos de mi memoria.
Glorifican como brotan las poesías de los músicos que cantan en los vagones del metro.
Y me hallan… me hallan perplejo, borracho de júbilo, pletórico de asombro, inmerso en mi, inmerso en ti, inmerso en Todo.
Sergio Sanz Navarro