DE LA VIDA COMO EXPERIENCIA ESTÉTICA

Algunos de mis escritos no tratan de enseñar nada, no desarrollan o diseccionan un tema, no son «útiles» , solo surgen de una experiencia que siento, que se invoca en mi y pretende compartirse y expandirse…

Son como esas películas en las que ni si quiera tratas de esforzarte en entender el guión y simplemente te lanzas a disfrutar del viaje y es que cuando miras la vida con una disposición amorosa y deseas ver belleza te ves sumergido cada vez más en una experiencia incomprensible donde el arte titila en lo que contemplas y eres inundado por una sonrisa plena y serena que lo habita todo.

Pudieras encontrarte en lo que se pudiera juzgar como situaciones decadentes, ambientes sórdidos, «personas burdas» o incluso sumergido en el dolor… pero si se alza en el vuelo de tu mirada el perfume de una compasión que desnuda la obscura bruma de toda obtusa condena serás capaz de ver tierna belleza , arte mistérico y esa luz…
esa indescriptible luz que serena sin que sepas por qué como un cáliz de ansiolítica pasión, esa luz que se cuela por unos huecos y unas grietas que no existen y de la que bebes por todas partes, que te atraviesa y te hidrata como la suave y dulce agua de mayo.

Aquí os comparto uno de esos escritos de lo que para mi es prosa poética experiencial:

» La vida es un vaivén incontrolable, una danza con el misterio, un baile divino , un erotismo que aparece y desaparece mientras los destellos de la gracia iluminan el sendero como candiles flotantes en la noche negra.

Latidos de confianza que pulsan en el corazón de lo inentendible, canciones visuales al atardecer en el ancho verso del espacio destilando infinito con su sonido de silencio eterno.

Una barca que fluye y se desliza por líricos paisajes de incontenible y salvaje belleza, de surrealismo real , líquido y etérico.

Un críptico lenguaje que se comprende mientras se escucha sin retener y se renuncia a toda decodificación.

El amor sonriendo a través de todas las cosas mientras la perfección contempla todo con sus ojos de gratitud y se colma a sí misma»

Sergio Sanz Navarro

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