Retiro de superación para el duelo de ruptura de pareja y liberación de relaciones tóxicas

Sentimos como somos tentados a desbloquear. Cuando el acuerdo de autocuidado es mutuo ambos se bloquean pero a veces uno de los dos no tiene claro si estar o no y deja abierta esa posibilidad de ver y ser visto.

En esta etapa es importante acudir a ese núcleo de dignidad y autoestima que aún late en nosotros. Esa última resistencia que es como un púlsar de energía nos permitirá no sucumbir a humillarnos o hundirnos pero para ello es necesario aplicar los primeros auxilios y cuidados intensivos entre los que se encuentran el contacto cero ( no exposición a ser heridos o atacados), comer suficiente (aunque no tengas hambre), hacer deporte para desahogarnos y también apoyar la armonía del cuerpo y su tonalidad energética, no abandonar nuestras responsabilidades básicas, buscar apoyo profesional y una comunidad afín de personas que están atravesando o han atravesado lo mismo o algo parecido (nosotros vamos creando una con todas las personas que acuden a nuestros retiros), romper la confidencialidad sectaria de la relación tóxica y contar si hemos sido pisados en nuestros derechos y valores esenciales a familiares, amigos y allegados que nos quieren y que muchas veces son a los que alejamos para no escuchar lo que no queremos escuchar porque nos incomoda a abandonar la zona de falso confort. Pues a la verdadera zona de confort, confortable, lugar interno donde sentirnos a salvo en hogar es la que se va abriendo y forjando al ir atravesando la incomodidad de la tormenta transformadora de cambiar la relación con nosotros mismos, los otros y la vida y enraizarla en la dignidad, la serenidad, la autohonestidad y la soberanía interior.

El crecimiento postraumático alude a lo que ocurre según vamos atravesando el estrés postraumático. El crecimiento postraumatico no es porque la relación sea un trauma nuevo en si sino que es mas bien una retraumatización que proviene de un viejo patrón repetido de indignidad de alguno o algunos impactos traumaticos pasados. La nueva respuesta que damos nos reedifica, ocurre un soldamiento interno en el fuego de la presencia que respira y afronta lo que ocurre con la mirada firme en lo que queremos que se convierta nuestra experiencia interior y en el tipo de relación que queremos, podremos y merecemos.

Es la forja del espíritu, proviene del abrazo de la propia impotencia personal de la que surge un poder que va más allá de lo personal , en la que se asume la inevitabilidad del presente que ocurre y con responsabilidad para reencauzarnos, de repente vamos con la vida y también en contra de lo que se resiste a ella y que quiere persistir en viejos patrones de huida anestesia o dependencia. Vamos contracorriente de las viejas tendencias y el esfuerzo se ve nutrido de caudal de vida que estaba cual reservorio inexplorado semisepultado entre las viejas creencias de incapacidad. La debilidad al ser abrazada va tornándose más en una suposición que en una realidad. Empezamos a verla como una idea con la que habiamos construido el eje de nuestra baja autoestima y de un falso y encarnado enclenquismo emocional que ahora se ve amenazado y acorralado ante el nacimiento impetuoso de una fuerza de dignidad que admite cada vez menos concesiones a la indignidad y el autoengaño. Del falso «yo puedo» al «yo no puedo» honesto va surgiendo oceánicamente un «puedo» sereno , tan veraz e inteligente como un honesto «no puedo» que provenga del conocimiento de nosotros mismos. Por el camino siguen ocurriendo brotes emocionales de temor , airado deseo y resentimiento que coexisten con una regeneración que va llegando en oleadas cada vez más frecuentes en nuestra respiración como va llegando suave y segura la primavera y como se regenera aún mas esplendorosa la naturaleza sobre las ruinas de una ciudad que colapsó en su disfuncionalidad enmascarada de pretenciosidad. En esa regeneración a veces surge un grato y benevolente sentimiento que bendice y desea de corazón que la que fue nuestra pareja por un tiempo encuentre adentro y fuera de si lo que su alma tanto anhela. Este sentir si no guarda una doble intención romántica de volver o un viejo resentimiento puede ser una recaída que estaba agazapada y complicemente no mirada para ser detonada. Sin embargo si es un deseo sereno y simple, desvestido de especialismo, puede ser la base de una amistad pero a veces simplemente es el desenlace final para que la otra persona ocupe un lugar cada vez mas neutro en nuestro recuerdo sin por ello dejar de reconocer desde la gratitud el aprendizaje que vivimos junto a ella. La regeneración supone también un aumento de nuestra creatividad, una claridad aún mayor sobre lo que queremos y no queremos en una próxima relación y también el despliegue de nuestros potenciales internos tan satisfactorios como esplendorosos.

El contacto cero y el crecimiento postraumatico pueden verse afectados si nos obligamos o tratamos de forzar el viejo dicho de «un clavo saca otro clavo» pues podemos terminar con dos clavos dentro si no es el momento y precipitándonos en un enredo emocional en mitad de un proceso de crecimiento que requiere de abrazar nuestra soledad para comprender que no estás solo si estás contigo, si no te das la espalda, si abrazas las emociones como si fueran criaturitas pidiendo cariño y también a veces limites cuando se se enrabietan. Ya en la etapa de regeneración es posible que lleguen posibilidades de una nueva relación, siempre observando que quien elija o se deje elegir por el nuevo/va pretendiente no sea nuestro viejo condicionamiento tratando de buscar viejos y enfermizos refuerzos emocionales del pasado que no nos satisfizo y que en tantos lios nos metió en nuevas personas.

El proceso va ocurriendo, vamos siendo liberados, el Amor, esta vez el universal , esa fuerza sanadora que vive adentro de nosotros va operando, nosotros simplemente hemos de estarnos quietos internamente y obedecer las indicaciones que nos mantienen sobrios emocionalmente y que no nos llevan a la locura de la destrucción o la autodestrucción , por otro lado hemos de estar activos en las acciones constructivas y edificantes con las que estamos asentando bases firmes y renovadas de dignidad e integridad en nosotros y en nuestra vida. A veces estamos empeñados más por orgullo que por verdadero amor en estirar una relación que ya está muerta con una persona que simplemente no es afín con nosotros, con nuestras prioridades, principios ,intereses y gustos y a la que nos empeñamos en culpar por ser como es. Muchas veces no nos permitimos comenzar una nueva relación no por lealtad a esa persona sino porque entonces ya no podríamos decir que el o ella es el malo al quebrantar nuestra fidelidad postmortem de la relación, en esos casos se activa la culpa pero porque desobedecemos el personaje de ex-novio «impoluto» que interpretamos. Mas allá de la posibilidad de una nueva relación el foco principal es siempre la optimización de la relación con todo lo que acontece en nosotros mismos. Si nos entregamos a la transformación nuestra voluntad irá dejando de estar dividida entre lo que nos lleva hacia una vida que ya no queremos y el entusiasmo de recibir la gracia de habernos mantenido en nuestro compromiso con nuestro anhelo más profundo.