PLÁCIDO DE PLACIDEZ

Fresco… como el aire de Madrid en primavera, así está mi corazón… fresco … como el agua del manantial del deseo divino que somos, como el amor que fluye cuando me comparto.

Luz de luna y rocío de la noche que respiro , las ventanas abiertas y los ecos de las músicas de las casas que me rodean entran y bebo por los oídos el olor de sus aromas.

Y los árboles abriendo todos sus poros desprendiendo su celebración, su canto encantado de sirena en el que me fundo y me dejo respirar… y mi boca sabe dulce cuando sube desde adentro la saliva que expresa mi organismo cuando metaboliza el dulzor del melocotón de la vida.

Y mi voz vibrando acariciando mi garganta desde adentro mientras recito entre susurros los versos que arriban a mi corazón y lo atraviesan como barcos invocados por un sol naranja de poniente.

Y mi sonrisa se hace eterna ,ancha como el cielo y mi corazón se alegra y me enamoro de mi amando y me deleito en el éxtasis del conjuro de la creación y me recorren las palabras como una ducha interna que baña de calma este paisaje que reverbera en brillos, en ecos extensos de la belleza absoluta.

Entonces el perdón eclosiona desde adentro de cualquier preocupación descascarando las ilusiones y contemplas el camino abierto de la existencia ,el regalo infinito que vibra detrás de toda percepción o interpretación y los ruidos se disuelven en el silencio sonora de la plena canción del universo.

Sergio Sanz Navarro

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