Cerraba los ojos y la escuchaba cantar y realmente podía encontrarse y fundirse en su corazón con ella, su voz era como una marea dulce que disolvía toda soledad.
Y de repente se conmovía de como se segregaba tanta belleza de toda supuesta incomprensión y la vida se volvía arte vivo y latiente.
Entonces ya no había mas que comprender, solo ser fiero en ese amor radical y podían caerse todos los planes de ir a Egipto,de orgías con mdma y citas románticas… porque me había vuelto loco de amor, había encontrado el sentido, mi función no mecánica, la paz que me informaba de la perfección y además tenía dinero para cerveza y fotocopiar poemas y repartirlos…. y había música nueva…
por todas partes…
Sergio Sanz Navarro