Hay momentos oscuros en la vida, momentos de duda y confusión en los que parece que las piernas flaquean y el recuerdo de nuestra capacidad y de lo que somos pareciera desaparecer en la desesperación y la negritud pero son también momentos de poder y de transformación. ¿ momentos de poder? Sí , así es, cuando todo se derrumba emerge una confianza salvaje que no se sostiene en promesas sino en el profundo de deseo de vivir más allá del infierno interior en el que ardemos. En esos momentos de soledad nos damos cuenta de cuan necesaria es la presencia del otro y permitirte el cariño, el contacto, la conversación… de los que te rodean. Se nos invita entonces a salir de la cerrazón y la autoexclusión en nuestras barreras. No queda otra que abrirse a lo ordinario, a lo cotidiano, a lo aparentemente intrascendente. A veces esas épocas son disparadas porque de repente la persona de la que estás enamorado ya no está enamorada de ti y aunque te ama sientes que no puedes acceder a lo que tu querias de ella, entonces todo lo demás pierde todo el valor porque lo que más querrías sería poder estar junto a ella de esa manera que deseamos, exigimos o soñamos como la salvación definitiva. La situación nos pone en contacto con nuestro propio autoabandono y quizás con nuestro aislamiento de la vida y rechazo hacia todo.
Es dificil encontrar motivación pero de repente llega y no sabes ni si quiera de donde. Como si desde las profundidades surgiera el oxígeno que buscamos, una alegría y una risa inesperada, una canción, una poesía, una loca entrega a vivir y estar vivo mientras se vive.
Son momentos para cuidarse a uno mismo pero tambien son momentos para desprotegerse porque urge salir de la cueva donde nos pudrimos.
Y seguir amando más allá de todo porque ese amor está ahí, a veces cuesta respirar o nos enloquecemos en bucles mentales , a veces la autoxigencia y el automaltrato nos tienta pero cuando se abren mis ojos por la mañana constato que las fuerzas están ahí para seguir haciendo mi trabajo, para seguir caminando mientras las resistencias se disuelven. El llanto sale y un espacio en mi se abre y desde afuera me llega apoyo y agradecimiento de personas a las que apoyo y que se sienten inspiradas por mi y por lo que transmito aunque yo a veces quiera negarlo. Entonces me doy cuenta de que puedo , de que podemos y de que estamos juntos en un viaje donde abriéndonos el amor arrasará con todo lo que nos hace infelices y nos impide disfrutar. Estoy aqui y sigo respirando, sigo amando, sigo vivo y sigo brillando.
Sergio Sanz Navarro