CRÓNICA DE UN ALCOHÓLICO: CAPÍTULO 1

Lo confieso, soy alcohólico, y es la única identificación a la que con gusto o sin gusto no he de renunciar jamás pues todo el éxito de un alcohólico radica en una cosa: en no beber, en no beber jamás, en no beber hoy.

Mi vida me enseñó que perderé todo lo que quiero si bebo y en que todo lo que anhelo me llega y llegará si soy capaz de mantener esa consciencia lúcida de que un solo trago de ese, para mi,sibilino veneno,no entre por mis venas.

Es agotador volver a caer, perder la paz, autoestima, confianza, dignidad, dinero, guitarras,perder amigos, sentirme alejarme de todo y de todos y que todo se aleja de mí.

Es una enfermedad crónica, progresiva y mortal, que nunca descansa. Una copa es demasiado y mil no son suficientes.

Todo alcohólico desea llegar a controlar la bebida, se pregunta por qué el no puede y otros aparentemente sí. Todo alcohólico desea vivir en ese supuesto subidón ilusorio que la borrachera otorga sin dejar un solo rastro de destrucción en su torpe caminar, pero eso es tan imposible como ocultar las manchas y el olor de unas sábanas manchadas por el vómito. Es como tratar de caminar con un ruidoso altazoz sin ser visto, a la vez quieres que todo el mundo te vea, porque te crees el mejor pero solo van quedando las ruinas.

He vuelto a ir a las reuniones de Alcohólicos Anónimos a las que solía acudir con la intención de que el que el grupo me ayude a mantener esa consciencia fresca porque toda la frustracion de un alcohólico , de una alcohólica, llega cuando no es capaz de mantener firme su decisión de no beber, cuando siente que volvió a fallar en las promesas que se hizo a si mismo cuando volvió a caer, cuando se siente una veleta de una caprichosa voluntad en el caos de un momento de euforia o depresión y decide en un arrebato de falso empoderamiento e ilusa confianza volver a coger la copa.

Si me preguntas que es el alcoholismo, te diré que no lo sé, para mi es un misterio y quizás lo sea siempre pero puedo hablar mucho sobre ello sin embargo paradójicamente.

La única manera de «gobernar» esta enfermedad es siendo consciente de que no la gobernarás jamás. El autoengaño siempre está presente y en cualquier momento en el que creas una de de las mentiras que vuelan por su mente incitandote diciendo que «no pasará nada» puedes entrar de nuevo en la negra tormenta de martillazos que todo lo demolerán. Después no lo puedes creer, mueves la cabeza como cuando en un sueño lúcido de catástrofes sabes que solo tienes que azuzarte para despertar en la calidez de tu cama donde todo aún está a salvo, pero no es así, te mantienes ahí pegado mientras una nube amenazante lo obnubila todo con su sonido metálico y demoniaco.

En triple A (Alcohólicos Anónimos Asociación) se reza una antigua oración, conocida como la Plegaria de la Serenidad, que procede incluso de antes de de los orígenes de la fundación:
» Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar,
valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar
y sabiduría para entender la diferencia.»

En mi peregrinaje por la espiritualidad y la psicología me he sumergido en el «Amor Fati», una confianza en todo lo que ocurre entregado a la idea de que Amor Supremo lo guía todo, es decir, la idea de que la voluntad propia no existe, todo es una elección mutua y la vida es un manto experiencial que se mueve en Unidad, he llegado a agradecer, en numerosas ocasiones como la concatenación de una serie de hechos que sentí como fatídicos me llevaron a conocer personas o vivir experiencias que me colmaron por dentro… pero en estos momentos de mi vida no puedo permitirme considerar esta idea cierta aunque lo sea. He de creer que tengo algún tipo de poder personal, pues si no, todo se convertirá en una excusa para dejarme guiar , no por el amor, si por la incosciencia de algún patrón o programa repetitivo que me lleve una y otra vez a los pozos del infierno.

El descreimiento me invade, me siento un hipócrita ponderando aquí una vez más creyendo que esta será la definitiva como sin saber sin seguridad si mi voluntad es completa y total a la hora de cerrar de una vez por todas esa puerta como si en algún lugar de mi eso fuera aún un sacrificio o una renuncia a algo que no quiero perder. Quizas sean los «buenos momentos» que viví bebiendo cuando me sentia un falso rey de la fiesta, pero en realidad y lo digo sin que sea un intento de autoconvemcerme ya he vivido que puedo disfrutar incluso más sin beber, entonces ¿por qué en algún lugar escondido de mi aún está larvada y latente esa sensación de que voy a perder algo por renunciar a lo que precisamente me hace perderlo todo?

Cuando bebes dejas entrar pero en realidad dejas salir , descorchar una botella es descorchar el sumidero. Así como Barnie en su corto de los Simpson citaba a Shakespeare cuando decía : » antes un hombre sensato, poco a poco un loco, actualmente una bestia».
Pero en mi caso todo empezó como un loco que se convertía en bestia y que ahora desea desde lo más profundo consolidarse como un hombre sensato con una vida armónica.

Cuando un alcohólico está en activo solo quiere una cosa : beber. Solo por alguna razón de fuerza mayor para. Los caminos de esta enfermedad conllevan a las rutas del hospital, el manicomio, la cárcel, el cementerio…

Te aíslas porque la bebida te da un falso Todo pero cuando la pompa alcohólica estalla ves tus ropas sucias, tus bolsillos vacíos, los rostros de pena y desprecio a tu alrededor… y solo puedes hacer dos cosas: volver a beber o afrontar el infierno y buscar ayuda.

Entonces surge el miedo porque temes que las consecuencias de lo que hiciste lleguen: cuando recuperas tu telefono consultas con nerviosismo tu cuenta bancaria para ver el destrozo o te aspavientas de una llamada al timbre de tu casa que sea la policia que te lleve por haber ofendido a alguien o haber podido cometer alguna torpeza que no recuerdes… son tantas las cosas que uno piensa y las pesadillas que arrecian a tu mente que por las noches tiemblas lleno de escalofrios y sufrimiento. También el miedo surge porque no te sientes capaz de asegurar un futuro en el que jamás nada te lleve a volver a beber.

Uno empieza a beber por muchas «razones», porque quieres desinhibirte, ligar, paliar problemas mentales… todas esas razones a dia de hoy no existen en mi, descubrí la entrega de todo a un Poder Superior a mi que se encarga de todo pero sin embargo aún sigo , sorprendentemente cayendo. Son muchos dias lo que se necesitan para construir lo que sueñas y un solo momento de descuido para arruinarlo.

La desesperación es sentir que tu vida es ingobernable, que eres impotente ante el alcohol, y a la vez ese reconomicimienro es tu salvación. Tu fuerza de voluntad falla, incluso tu buena voluntad falla, solo un milagro inexplicable puede salvarte de mantener la determinación desde ahora hara tu muerte mientras tu solo te ocupas de una cosa: » solo por hoy no beberé, solo por ahora no beberé».

No penséis que un alcoholico necesariamente vive pensando en beber, puedes llegar a sentirte tan seguro de que ya lo has conseguido, de que no lo necesitas, de que la vida es mucho mejor sin beber… de que todo se regenera y florece a tu alrededor y de repente un dia sin saber por qué, caes, no es victimismo, quizás debilidad, quizás soberbia… no lo sé , pero si no estás atento a cada segundo… tu vida corre peligro…

Un alcohólico lo es toda su vida aunque no beba, por razones biológicas, educaciones , una mezcla de ellas, o un misterio, no puedes beber como un diabético no puede tomar azúcar. La sanación no es llegar a controlarlo como si al sanar alguna causa inconsciente o represión el síntoma desapareciera. La sanación es la consciencia de la enfermedad y dudarás de ello y tratarás de alcanzar más libertad bebiendo pero solo caerás de nuevo en la esclavitud. La mente te ofrecerá mil causas de aquello de lo que tienes que liberarte para dejar de beber, quizás te diga la misma de siempre o una nueva cada vez, sea lo que sea si te ocupas de eso, hazlo sin alcohol, pues no te ayudará, no es una medicina y si «logras» algo con ello lo necesitarás aún más para volver a liberarte una y otra vez en un impulso insaciable de inconformidad…

Escribo sin querer parar de escribir, pues levantar la cabeza supone una vez más mirar de frente la angustiosa incertidumbre de mi vida, y creéme, mi vida es muy bonita, no culpo a la vida, ni si quiera a mi, pero si no estoy atento y me duermo, la pesadilla volverá una y otra vez como una niebla oscura que apague la luz de la felicidad de mis días de gloria…

Sergio Sanz Navarro

Soy alcohólico o un alcohólico vive en mi y cuando bebo le entrego todo el poder. Podrías decir tengo alcoholismo pero cuando recaes te das cuenta de que el alcoholismo te tiene a ti, en sus garras.

Podrías decir padezco de alcoholismo, una incapacidad para beber alcohol aunque seas capaz de muchas otras cosas.

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