ALQUIMIA DE MISERICORDIA EN EL VAIVÉN DE LA DEAMBULACIÓN

Y en el terror de la soledad busco una sensación de compañía y a veces solo encuentro un murmullo, una anestesia barata y sin rumbo. Solo cuando te respiro a Ti…Mi mi corazón se serena y se relaja.Solo encuentro sentido escribiendo, ahí me recojo mientras el mundo berrea, mientras me zarandeo viendo a las chavalas pasar y sueño en ellas efímeramente mi salvación, mi paz, mi oasis… Solo aquí en estas letras encuentro la alquimia que me consuela, solo aquí ocurre la fotosíntesis en oxígeno de amor del dióxido de carbono desordenado de percepciones que arrecian sobre mí.Y el alcohol es ya un agua fuerte que apacigua esta leve desesperación, a veces me gustaría desaparecer y entonces inexplicablemente a lo lejos veo una luz de atardecer despuntar y vuelvo a enamorarme de la vida.Estos son los días en los que no pararía de escribir. Sirenas de policías buscan delitos en la calle y no logran ya distraerme de la comprometida vigilia de inocencia que vine aquí a expresar y vivir.Abro bien mis ojos y el corazón como un loco devoto de un Parnaso de delirio de intasis y lloro cuando me reconozco, cuando siento mi belleza en mitad de la devastación, la culpa me persigue y yo me volví tan ágil en esquivarla… como aquel que desoye los embauques de Satanás.Y suenan reggaetones a lo lejos que me invitan a bailar, a perderme en la parranda pero solo puedo respirar y ensancharme en este silencio.Ya ni si quiera me molesto en preguntar por qué a lo que vivo o parezco vivir, ya ni si quiera me inmuto ante la tentación del arrepentimiento.Todo se ha vuelto una dureza blanda en mi, como el protagonista de un western de amor.Es demasiada belleza a veces, como si no diera a basto de absorberla toda y otras veces el espanto sueña como un tronar de cacerola.Que extraño es este mundo, que tierno escenario para amar, el patio de juegos del intrépido niño de Dios que se abandona seguro en su invulnerabilidad.Y yo aquí en la esquina de un parque, en un banco, con un cuaderno recién comprado y rodeado de bares, de personas y de ecos de disfrute relatandolo todo desde el balcón de mis ojos automisericordiosos.Y la lluvia sigue cayendo… despreocupada mente… y temo el momento de parar de escribir como el que teme que pase el efecto de la droga que le hacia no sentir la abstinencia de Dios.Y sin embargo no hay mayor ilusión que el abandono, no hay orfandad en el corazón del Universo. La soledad es solo una loca y obstinada autoexclusión de la pureza del suceder.Y no puedo hacer otra cosa que honrarte hermano, hermana, a ti y a cada uno de los a veces fatigados caminantes y aventureros de la existencia.Me entrego al sino del poeta, del escritor o de lo que sea que esto se llame, me entrego al Amor Infinito.

Sergio Sanz Navarro

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